Los Secretos del Corazón de una Mujer
Mujer ejemplar, ¿dónde se hallará? ¡Es más valiosa que las piedras preciosas! Su esposo confía plenamente en ella y no necesita de ganancias mal habidas... Proverbios 31:10-12.
Cosas que no son dichas, solo pensadas y esfumadas.
Después de un día agotador, de corretear detrás de chiquillos, de los hijos o los nietos, qué cansada me siento.
Dicen todos que soy el centro del hogar, dicen que las cosas no son iguales cuando no estoy. Cuando me he enfermado dicen que me extrañan, pero ¿por qué será que me extrañan? A veces pienso que es solo para que cumpla mis deberes como me corresponden. Los oigo quejarse “la comida no tuvo sazón”. Me extrañan, cosa que no entiendo porque siempre como de último, para que los demás coman bien, y cuando me siento a comer ya todos han terminado y nadie se ha fijado qué había en mi plato. No escucho un “gracias” o un “lo apreciamos”.
¡Qué agotado está mi cuerpo! Qué decir de mis manos, mis uñas que mal se ven, ya ni siquiera puedo ocuparme de ellas. A nadie parece importarle cómo se ven mis manos, mis cabellos, o mi rostro, o mis pies. Hay ocasiones en que quisiera volar, volar y volar.
Al contrario de la mujer virtuosa del libro de Proverbios, a la que todos en su casa alababan, tengo hambre de esas manifestaciones en mi familia. No es que busque llamar la atención o busque adulaciones, o halagos forzados para alimentar mi ego, lo que busco solamente son esas expresiones que llenen mi necesidad de mujer, la palabra de afirmación.
Quisiera decir que soy esa mujer que sufre callada para no alterar a nadie… nadie lo sabe.
Quisiera decir que no soy una mujer de hierro a la que nunca se le doblan las rodillas, que puede hacer mil y una cosas y que nunca se cansa.
Quisiera decir que soy una mujer que se emociona con las flores y las palabras de aprecio.
Quisiera decir que soy una mujer que necesita desahogar su corazón a cántaros, ya que muchas veces mis lágrimas de dolor ocultas, han sido mi pan diario.
Quiero decir que soy una mujer que necesita ser satisfecha en su necesidad de justicia, que tiene hambre insaciable de comer de ese Pan de Vida, que sacia y calma el alma herida (San Juan 6:35, 51).
Ana de Irigoyen
Mujer ejemplar, ¿dónde se hallará? ¡Es más valiosa que las piedras preciosas!. Su esposo confía plenamente en ella y no necesita de ganancias mal habidas. Ella le es fuente de bien, no de mal, todos los días de su vida. Proverbios 31:10-12
fuente; mujernoticiascristianas
¡Cuántas podemos identificarnos con estas palabras!¡Cuántas las hemos expresado en nuestro corazón!...Cuando me siento olvidada por quienes amo y sirvo, cuando no recibo gratitud por lo hecho, es cuando más necesito de mi SEÑOR, que TODO LO VE, que me ama con Amor Eterno y es ÉL ÚNICO que puede LLENARME hasta rebalsar de SU AMOR, que es aquel que está dispuesto al sacrificio del ego y que se extiende hacia los demás, porque ejemplo me dio en la cruz.
ResponderEliminarQue bueno es compartir estas palabras, qué bueno es animarnos unas a otras a seguir siendo FUENTE DE BIEN en nuestros hogares y cuando aparezca el cansancio, la frustración, la ingratitud, podamos mirar a nuestro SEÑOR JESÚS, acudir a ÉL, AGRADECER por SU CUIDADO, contarle cómo nos sentimos y ser renovadas en ÉL, PORQUE ÉL ES LA PLENITUD DE AQUEL QUE TODO LO LLENA EN TODO!!
amennn, amada que hermosas palabras, gracias por complementar este articulo con tu comentario, que hermoso es tener la confianza en un Dios que nos ve , nos ayuda y nos llena de su amor. T.Q.M
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