Aromas de Nardo Fino!
¡Lo habÃa logrado! ¡Lo tenia en su mano! ¡Que contenta estaba! ¡Tenia el frasco de perfume que tanto habÃa soñado! Un perfume carÃsimo, de un alto valor económico!, lo observaba con mucho cuidado para que no se le resbale, estaba bien cerrado y lacrado, para que su fragancia se mantenga intacta y que nada de lo exterior se introduzca en el frasco y pueda cambiar su bellÃsimo aroma.
Entró en su casa, fue a su habitación y lo guardó entre sus cosas mas queridas, bien resguardado para que ninguna mano lo toque.
No era un perfume para usarlo todos los dÃas, le habÃa costado meses de ahorro, y aun sueldos enteros para poder adquirirlo, ya se iba a presentar la ocasión para usarlo, tal vez alguna fiesta muy importante, o algún acontecimiento de gran trascendencia.
A medida que pasaba el tiempo iba de vez en cuando al lugar donde lo tenÃa guardado, lo miraba, estaba tan contenta de ser la poseedora de algo tan bello.
Era para ella de gran valor, posiblemente lo más valioso que tenÃa.
Pero cierto dÃa esta mujer hace algo raro, va a la habitación, con mucho cuidado toma el frasco, lo esconde entre sus ropas y sale de su casa. La vemos caminando por las calles de la ciudad.
Su paso es presuroso, evita tener contacto con algún vecino, sabe que no es querida, la sociedad la discrimina por la vida que lleva, sigue su andar sin detenerse. Esa mañana se enteró que a la casa de Simón llegaba una persona muy importante, el dueño de la casa iba a preparar una comida para agasajarlo.
Y eso fue lo que la movió a dirigirse hacia ese lugar, tenia que ser muy cuidadosa que nadie se diera cuenta de su presencia y mucho menos Simón. Llegó a la puerta de la casa se ve que el dueño tenÃa un buen pasar, por lo bonito que era ese lugar, entró al gran patio donde se veÃa un hermoso jardÃn, de una sala siente muchas voces se da cuenta que ese es el lugar donde están comiendo.
Era la costumbre de esos tiempos que las mesas tenÃan patas cortas, se sentaban recostados sobre el brazo izquierdo mientras comÃan con la mano derecha, los pies iban hacia atrás y se quitaban el calzado.
No tiene reparos y entra, lo hace con mucha precaución, tratando que las lámparas de aceite que servÃan de iluminación no la delaten.
Se ubica por atrás de Jesús, se postra sobre sus pies y las lágrimas comienzan a rodar por sus mejillas, rompe el frasco de perfume (dicen los historiadores, que era nardo puro traÃdo de la India) y lo derrama sobre los pies del Maestro!
Imposible pasar desapercibido con semejante fragancia!!! Enseguida el lugar se lleno de un aroma muy agradable.
Todos dejaron de comer giraron su cabeza y allà la ven: postrada a los pies de Jesús, vaciando hasta la última gota de ese nardo puro. ¡Que feliz se sentÃa! ¡Lo habÃa hecho! ¡Ya no le importaba la mirada acusadora de los presentes!!!!¡SabÃa que Jesús la estaba recibiendo!!
¡Esta mujer dio lo mejor que tenÃa!
Que cambios se producen cuando le entregamos al Señor lo mejor que tenemos! para ella fue el perdón de sus pecados, a la casa de Simón llego pecadora, pero salio transformada!!!!
Se fue a su casa sin el frasco de nardo puro, sabÃa que lo habÃa dejado en el mejor lugar, a los pies del Salvador!!!!
¿Tú y yo le estamos dando lo mejor? ¡Rompamos el alabastro de nuestro corazón y pongámoslo a sus pies!
Basado en el Evangelio de San Lucas 7: 36, 37,38
Autora;Mary Romero
¡Qué preciosidad de escrito nos has compartido, estimada hermana! Me lo has hecho vivir, y he visto a mi Jesús recostado en cojines al lado de esa mesa grande. Y la he visto a ella, la escogida de Dios, la que se humilló y amó tanto al Señor aquel dÃa, que le fueron perdonados sus pecados, cuando perfumó los pies del maestro después de regarlo con sus lágrimas. Dios te bendiga, no dejes de visitar mi blog cristiano, cuyo link es: http://milibertadescristo.blogspot.com
ResponderEliminarRecibe mi abrazo fraterno. Ingrid Zetterberg
amen, Dios te bendiga Iris, gracias amada por la visita y compartir tu comentario, claro que si te estaré visitando un abrazo en el amor de Jesús.
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