Cuenta tus Bendiciones



Y sed agradecidos." Colosenses 3:15

En cierta ocasión me encontré quejándome por algo que estaba haciendo que me era un tanto fastidioso realizarlo, mi hijo me escuchó rezongar y me dijo: “Mami ¡pero qué bueno que tienes con que hacerlo!” Al momento reaccione y pensé: No solo debo dar gracias por tener con que hacerlo, sino también por tener la habilidad, la facultad en mi propio cuerpo de valerme por mi misma, y realizar cualquier actividad.

Somos muy rezongones por naturaleza. Siempre estamos quejándonos por todo. Si no llueve nos quejamos porque hay sequia, y si llueve, entonces nos quejamos que hay pantanos. La verdad es que nunca estamos conforme.


He notado que el ser tan quejones nos lleva a ser personas negativas. Y por nuestro negativismo no podemos ver las abundantes bendiciones del Señor. Siempre nos enfocamos en aquello que no tenemos, o en aquello que debemos desempeñar y nos es molesto realizar, y dejamos de mirar y agradecer por todo aquello que ya hemos recibido de Él.

Cuando Agar se vio en el desierto sola con el muchacho, faltándole el agua, su queja y preocupación la hicieron olvidar la promesa que Dios le había hecho años antes.

Dios le había dicho que de su hijo también haría una gran nación. Por tanto no podía morir Ismael ahora en el desierto, pero al enfocarse solo en la tragedia de haber sido echada de la casa de Abraham la puso negativa. Su protesta solo la hacía concentrarse en su pena, y no la dejaba ver la fuente de agua que había frente a ella. Agar no podía percibir la provisión, y el cuidado de Dios para ella y su hijo.

La Biblia nos habla de ser agradecidos, pero cuando estamos mirando solo lo que nos acongoja, nos es difícil ver y agradecer por su protección y cuidado. Porque el concentrarnos solo en la situación adversa, en las dificultades, o en el problema que nos envuelve nos lleva a murmurar y quejarnos.

Con nuestras quejas, y reclamos nuestra fe es anulada, y con el entendimiento entenebrecido por la incredulidad gritamos a los cuatro vientos quizás no con palabras pero sí con nuestras actitudes y reproches, que Dios ha sido injusto y malo con nosotros.

Moisés escribió en el Salmo 90: 12 “Enséñanos de tal modo a contar nuestros días, que traigamos al corazón sabiduría.” El quejarnos por no tener lo que deseamos, por tener que hacer un trabajo que no nos guste es necedad. Sabiduría es enfocarnos en contar las bendiciones que ya hemos recibido de Su mano día a día, y alabarle y agradecerle por ello.

Querida hermana, quizás estés pasando por un mal momento, y como Agar estés pensando que Dios te ha abandonado a tu suerte. En medio de tú desierto estás sedienta, y el calor de la prueba te ha hecho olvidar Sus promesas, pero él te ha dicho: “El Señor es el que va delante de ti; él será contigo, no te dejará, ni te desamparará; no temas, ni te intimides.” (Deu. 31:8)

Cuando en medio de las dificultades podemos verle a
Él, entonces podremos contar sus bendiciones, agradecerle y como el profeta Samuel podremos decir: “Ebenezer, Hasta aquí nos ayudó Jehová.” (1Samuel 7:12) ¡Aleluya!

Por Damaris Yrion.

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2 comentarios:

  1. me gusto mucho su publicacion , espero qe Dios la siga inspirando para hacer más , Bendiciones!

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  2. amen, Dios te bendiga Vanessa, que bueno que te gustó, algunas reflexiones las escribo yo, pero otras las comparto, tienen otros autores, un abrazo en el amor de Cristo

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♥ Dios te Bendiga, gracias por leer mi entrada,espero te haya gustado y estaré muy agradecida si compartes tu comentario conmigo, un abrazo en el amor de Jesús ♥