El Poder en la Demora




“Cuando oyó, pues, que estaba enfermo, se quedó dos días más en el lugar donde estaba.” Juan 11:6

Creo que para todo ser humano una de las cosas más difíciles que existe es enfrentar la espera. Esperar cuando se está encarando momentos difíciles que pronostican catástrofe, desastres y destrucción es desgastante.

Cuando en nuestras vidas hay angustia por un matrimonio que se está yendo camino al divorcio y no parece haber solución de reconciliación alguna para salvarlo, cuando el diagnostico del doctor es sin esperanzas, cuando los hijos están rebeldes,
o apartados de los caminos de Dios y sus comportamientos son reprobados, cuando las finanzas están en bancarrotas, cuando estamos a punto de perder o hemos perdido todo lo que por tantos años hemos luchado nos parece inconcebible que se nos diga: espera en Dios.

¿Esperar en Dios? ¡Cuánto tiempo más! Es la respuesta que damos en nuestra mente. Nos miramos sin fuerza, ya la paciencia se nos está acabando, ya estamos a punto de la desesperación y nos sentimos desilusionados con Dios por Su silencio. Aparentemente conforme a nuestro raciocinio Él nos ha fallado, Él no nos ha oído, y tal parece que no le importa lo apremiante de la situación.

Estos pensamientos vienen de afuera, son del maligno para afligirte ¡repréndelos! porque la escritura nos dice en Isaías 55:8-9 “Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos.” ¡Aleluya! El sí te ha escuchado, pero su aparente demora tiene un propósito.

Lázaro estaba enfermo y sus dos hermanas le avisaron a Jesús para que viniera a sanarlo. Jesús los amaba, ellos eran sus amigos, pero cuando supo la noticia decidió demorarse dos días más en el lugar que estaba. Su demora tenía un propósito, el milagro que él iba a realizar iba ser mayor que una sanidad. Su demora tenía el propósito de glorificar a Dios de una manera increíble, pues iba a resucitar a Lázaro después de cuatro días de muerto.

El poder en la demora consiste: que en ese tiempo de silencio completo de parte de Dios a tus oraciones, cuando tu no ves nada que pueda darte esperanza, Dios está trabajando para hacer tu milagro mayor de lo que tú has pedido. Dios no llega tarde, Dios no falla, Dios no es sordo, Dios no es malo Él ha dicho: “Y antes que clamen responderé yo, aun está la palabra en su boca y yo ya los he oído” (Isaías 65:24) Por tanto: sea cualquiera que sea tu situación, desde el momento en que tu le clamaste, ¡Él te oyó!

Las hermanas de Lázaro quizás pensaron que Jesús las había dejado solas, que se había olvidado de ellas, porque por su demora la enfermedad de su hermano avanzó y este murió. Hay un dicho popular que dice: “mientras hay vida hay esperanzas” para estas dos hermanas las esperanzas habían desaparecido, pues el hermano estaba muerto. Ellas nunca imaginaron que en esta demora se hallaba un poder escondido, ellas nunca imaginaron que esa demora les traería una gran alegría, ellas nunca imaginaron que verían el Poder de Dios en acción al levantar a su hermano de entre los muertos.

Quizás tú estás viendo muertas tus esperanzas, quizás ya estas tan cansada que has bajado tus manos, tus rodillas se han paralizados y dices en tu corazón ¿para qué seguir orando y perdiendo mi tiempo? Ya no tengo más esperanzas. Pero Dios te dice hoy: “¡No te rindas! Tu milagro viene, y será mayor de lo que tú puedas imaginar.”

Mi querida hermana, hay un milagro mayor que está escondido en esa demora, hay un poder trabajando escondido en esa demora, ¡no te desanimes! “Aguarda a Jehová; Esfuérzate, y aliéntese tu corazón; ¡Sí!, espera a Jehová.” Salmo 27:14 ¡Amén!

autora; Dámaris Yrion




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