Espera con el Corazón



Cada vez que sabemos que tenemos que esperar, algo sucede en nuestro interior, que a veces en lugar de alegrarnos por que recibiremos algo, nos entristece por que aun no lo tenemos, y es que para todos es difícil esperar, en especial en esos momentos en los que nos es tan urgente recibir una respuesta, a veces por la enfermedad o lo doloroso de una situación emocional o una necesidad, todo nos parece fácil, excepto, tener que esperar, y es que la espera es sinónimo de que aun no es tiempo, y eso es lo que realmente se nos hace difícil aceptar.

A pesar de que para algunos es mejor actuar, porque piensan que no hay para que esperar, si no hay tiempo que perder, están también quienes no pueden hacer absolutamente nada al respecto
de su situación, porque por más que intenten es imposible cambiarla, si, hay situaciones realmente duras en las que por mas empeño que ponemos no podemos hacer nada al respecto y lo único que nos queda es: esperar.

A veces ante nuestra falta de paciencia podemos cometer errores al tomar decisiones apresuradas, de las que después no hay vuelta atrás y que lo único que hacen es empeorar las cosas, tratamos de solucionar un problema y provocamos otro, y después nos sentimos peor que al principio, intentamos esperar, pero nuestra mente tan hábil nos dice tantas cosas que nos preocupamos, nos desesperamos, dudamos pero si hay algo que nunca debemos olvidar es que Dios habla al corazón y no a la mente.

Esperar con el corazón, es usar mas que la razón para confiar y saber esperar, porque en nuestro corazón siempre habita la esperanza de que las cosas pueden cambiar, ahí podemos sentir paz y guardar cada palabra que recibimos de quien nos ama, y nos anima a seguir adelante, y que siempre de la manera que menos imaginamos nos habla a través de alguien, para hacernos saber que aun en la espera permanece con nosotros y ese sin duda alguna, es Dios.

No confíes en las circunstancias, ni en los problemas, ni en los comentarios, tu confianza aunque a veces parece que es poca sigue poniéndola en Dios, hay una recompensa para todo aquel que sabe esperar, a quien su corazón sigue estando firme y creyendo que Dios va a actuar, Dios no deja oraciones sin respuesta, ni abandona a los que lo esperan con el corazón.

“El Señor es mi fuerza y mi escudo; mi corazón en él confía; de él recibo ayuda. Mi corazón salta de alegría,y con cánticos le daré gracias”.

Salmos 28:7 (NVI)
Autora: Maite Leija




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