¡Llévame a la roca que es más alta que yo!






Oye, oh Dios, mi clamor; A mi oración atiende. Desde el cabo de la tierra clamaré a ti, cuando mi corazón desmayare. Llévame a la roca que es más alta que yo, porque tú has sido mi refugio, Y torre fuerte delante del enemigo. Salmo 61:1-3


Hay ocasiones en nuestro caminar en que nos sentimos acorralados por los problemas, abrumados por la situación difícil en la que nos encontramos; oramos y clamamos a Dios, pero pareciera que el cielo es de hierro, y nuestras oraciones flotan en el aire sin tener respuesta alguna.

Nuestra impotencia es tan grande frente a la adversidad que nos circunda que nos sentimos como un náufrago en medio del mar llevados por las olas, cerca de una roca alta donde no podemos subir por nosotros mismos a menos que alguien más fuerte que nosotros nos tienda su mano y nos suba a ella.
Es en esos momentos donde sentimos nuestro corazón desfallecer, y desde dentro de nuestro ser surge un grito buscando el auxilio de Dios y como el apóstol Pedro hundiéndose en el mar enfurecido clamamos ¡Señor sálvame!

El salmista David en este salmo describe la incapacidad humana y la angustia frente a las pruebas, frente a las vicisitudes que se nos presentan en el camino. Pero también presenta el auxilio y la protección de Dios al exclamar: ¡llévame a la roca que es más alta que yo! Esta Roca alta es Cristo ¡aleluya! Él es la Roca inconmovible de los siglos. Él es nuestro pronto auxilio en las tribulaciones, por tanto no debemos temer aunque la tierra sea removida, y se traspasen los montes al corazón del mar; aunque bramen y se turben sus aguas, y tiemblen los montes a causa de su braveza. (Salmo 46:2-3)

David clama y dice: “llévame a la roca que es más alta que yo, porque tú has sido mi refugio, y torre fuerte delante del enemigo”, y sigue diciendo en el verso 4 “Yo habitaré en tu tabernáculo para siempre; y estaré seguro bajo la cubierta de tus alas.” El tenía seguridad en la protección Divina, el conocía que en su debilidad en su impotencia Dios se manifestaría para ayudarlo y protegerlo.

Puede ser que tú te sientas como un náufrago en medio del mar de dificultades en que estás viviendo. Puede ser que tu corazón esté desfalleciendo al no ver la salida de tus problemas, pero acuérdate que hay un refugio para ti, acuérdate que hay una torre fuerte donde tú puedes subir, acuérdate que hay una Roca grande que es inconmovible, que es inquebrantable, acuérdate que tienes refugio bajo la cubierta de sus alas.

Mi querida hermana, no sigas luchando con tus propias fuerzas, no sigas tratando de arreglar las cosas según tu sabiduría, no estés más triste y apesadumbrada, entra en el refugio, sube a la Roca que es más alta que tú. Moisés para ver la Gloria de Dios tuvo que subir a la Roca. Declara esta oración hoy: Padre, en el Nombre de Jesús vengo a ti, estoy cansada, no tengo fuerzas en medio de mi situación, ¡ayúdame! Llévame a la Roca que es más alta que yo.

¡Amén!
autora; Damaris Yrion



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