Y tú, sigues siendo sal ?

Mateo 5:13 Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal se desvaneciere, ¿con qué será salada? No sirve más para nada, sino para ser echada fuera y hollada por los hombres.

Mis amadas el Señor aquí nos compara con la sal y uno de los usos principales de la sal es preservar y dar sabor.

Estamos llamadas por Dios a dar sabor, sabor a Cristo a este mundo tan contaminado de pecado y desabrido. Sabor a Salvación, justicia,integridad, paz, amor,esperanza a todo aquel que aun vive sin Dios y sin conocer el evangelio de Jesucristo.

La sal en la Biblia también representa el pacto de Dios con el hombre, Levítico 2:13 Y sazonarás con sal toda ofrenda que presentes, y no harás que falte jamás de tu ofrenda la sal del pacto de tu Dios; en toda ofrenda tuya ofrecerás sal.

Ese pacto mis amadas con Dios debe ser  perpetuo de lealtad y fidelidad solo a Él. Números 18:19 Todas las ofrendas elevadas de las cosas santas, que los hijos de Israel ofrecieren a Jehová, las he dado para ti, y para tus hijos y para tus hijas contigo, por estatuto perpetuo; pacto de sal perpetuo es delante de Jehová para ti y para tu descendencia contigo.

La sal también tiene un efecto purificador, limpia lo que pueda estar contaminado o infectado. Como cristianas llenas de sal no podemos contribuir a que lo contaminado se contamine más, contrario tenemos que procurar a que sea limpio. Y esto me lleva a meditar en que debemos ser agentes de paz y bendición en cualquier escenario en el cual tengamos que intervenir.  Estamos llamadas a restaurar y sanar a los heridos de corazón por medio de la palabra del Señor.

En 2 Reyes 2 19-22 podemos leer una corta historia que nos lleva a reflexionar sobre ser agentes de sanidad y restauración.

Pero cuando la sal se hace insípida pierde todos sus atributos, no sirve mas para dar sabor solo sirve para ser pisoteada. En el antiguo testamento era costumbre que si se incursionaba en un lugar o ciudad y se ganaba la batalla se echaba sal a ese lugar y no volvía a producir más, se convertía en un lugar sin vida. En Jueces 9:45 leemos; Y Abimelec peleó contra la ciudad todo aquel día, y tomó la ciudad, y mató al pueblo que en ella estaba; y asoló la ciudad, y la sembró de sal.

La vida del cristiano que no tiene sabor a Cristo no puede ser de bendición ni producir nada para el Espíritu. Necesitamos mantener nuestro sabor a Cristo, ser cada día saladas con esa unción fresca del Espíritu Santo. Y conservemos en nuestra vida todos los días las verdades de su palabra.

Mis amadas el consejo de hoy de la palabra es que sigamos siendo sal , cada día pareciéndonos mas a Cristo y menos al mundo, que no sea que nos volvamos insípidas. ¿Y tú, sigues siendo sal?

Dios te bendiga!

Con amor tu hermana Blankita 

Mujeres a los pies de Jesús ©️