Dispuestas a Seguirlo

¡Dios les bendiga Amadas!

Durante esta semana quisiera que reflexionemos acerca del compromiso que debemos tener cada una de nosotras como sus siervas.

Cuando decimos que estamos dispuestas, es porque tenemos, según el diccionario, esa disposición de ánimo necesaria para hacer algo. Esa disposición del ánimo que me lleva a entender que cuando un hombre o una mujer de Dios dice estar dispuesto a hacer algo para Dios, reconoce que dentro de su ser algo ha cambiado, que algo dentro de su propia voluntad lo esta moviendo a actuar de manera firme.

Porque el ánimo del hombre es esa actitud, es ese esfuerzo que lo lleva a obedecer, en nuestro caso, al llamado de Dios.

La Palabra en Proverbios 18:14 dice: "El ánimo del hombre soportará su enfermedad;"

Esto nos dice lo fuerte que es el ánimo del hombre o de la mujer cuando se propone resistir no solo ante la enfermedad, sino ante todo aquello que se le pueda levantar para desanimarlo y querer destruirlo.

El proverbista sabía que si el ánimo de una persona enferma estaba por el piso, decaído, su estado de ánimo lo llevaría a la tumba más rápido de lo esperado.

Por el contrario si su ánimo esta determinado a hacer lo que debe hacer y a luchar por lo que debe luchar, aunque todo sea vea contrario y negativo, no habrá nada que lo haga cambiar de opinión. ¿Porque? Porque su seguridad y confianza en Dios han llenado su estado de ánimo.

¿Cuantas de nosotras hemos escuchado o hemos dicho?

O sea, no tengo fuerzas, no tengo deseos, no tengo la voluntad para hacerlo, no tengo el ánimo para decirlo.

Y cada una de esas respuestas se las podemos dar a los hombres cuando nos ordenan a hacer algo, pero cuando el mandato, la orden proviene de Dios, del cielo, así estemos sin ánimo, así estemos sin fuerzas o no tengamos la voluntad, tenemos que estar dispuestas a obedecerle. 

Porque detrás de ese acto de obediencia, llegan las fuerzas, detrás de ese acto de fidelidad llega el ánimo y llega la voluntad.

¡Pruebe a Dios en esos momentos cuando su ánimo esta decaído!, para que podamos ver que cuando menos tenemos el deseo, es ahí en ese acto de obediencia cuando Dios saca su mano de poder y nos renueva como renueva al águila.

Porque debemos comprender día a día, que esto no depende de mí, esto no depende de mis fuerzas, esto depende de Dios y de sus fuerzas en tu vida.

En estos versos, nos habla de hombres que en apariencia querían seguirlo, pero que al leer la narración tal parecía que ellos no sabian lo que significaba seguir al Maestro.Y podría ser fácil decir que le seguiremos, sin embargo el seguirlo va mucho mas allá, ya que el seguirlo conlleva el imitar o hacer algo por el ejemplo que alguien ha dado de ello. 

Así que estos hombres no se habían dado cuenta que para seguir al Maestro era necesario que lo imitaran, no solo el hecho de estar dispuestos a ir donde él fuese o comer lo que él comiera, era el de estar dispuestos a parecerse a él.

Hemos podido ver en estos versos que aquel primer hombre se ofrecio a seguir al Maestro, al segundo Jesús mismo le hace el llamado a seguirlo, sin embargo, en el tercero hubo un ofrecimiento que no fue sincero según la excusa que le dio a Jesús, y le dice: "Deja que me despida primero de los que están en mi casa". 

Pero su excusa no es la que nos puede impactar, mas bien la respuesta que le dio Jesús, la respuesta de aquel que nos conoce bien y le dijo: "Ninguno que poniendo su mano en el arado mira hacia atrás, es apto para el reino de Dios."

Yo no se si estas pensando dejar el camino, o dejar a un lado lo que Dios puso en tus manos, pero sí les puedo decir que Dios te conoce y conoce las intensiones de tu corazón y te dice: "No es el momento para que salgas huyendo de mi voluntad, no aceptaré tus excusas, solo camina y trabaja con lo que he puesto en tus manos y obedece a mi llamado".

Para que podamos mis amadas hermanas aceptar el llamado de Dios, debemos estar dispuestas a seguirlo, a parecernos a él y a imitarlo, a fin de que podamos ser usadas por él.

Tenemos que estar dispuestas a movernos en fe, a enfrentar las adversidades y a no detenernos. Porque este es el reto de cada creyente, el reto de cumplir con toda certeza la perfecta voluntad de Dios para mi vida y seguirlo.

Aunque si en nuestro caminar llegan los momentos dificiles, llega el desanimo y el momento de escapar, si estamos dispuestas a seguirlo a pesar de lo que veamos o sintamos siempre estará dentro de nuestro corazón esa llama ardiendo que nos gritará: "No te rindas, no tengas temor, confia, Yo te sostengo".

Así que mis hermanas, podemos aprender a seguirlo, aún en medio a la escasez, aún en medio a nuestras debilidades, aún en medio a las oposiciones. Que los desafios  los retos y los vientos contrarios no sean de impedimento para que cumplas el llamado de Dios de seguirlo. ¿Estas dispuesta a seguirlo, a imitarlo y a parecerte a él?. ¡Yo lo estoy!

Dios te bendiga! 

Escrito ✍️ Por Vaneliz Vales para